El resurgimiento de la leña se debe a la coincidencia de varias circunstancias. La gente pudo tener económicamente una buena motosierra y el vehículo con remolque. Con la crisis del petroleo subieron los precios del queroseno y de la electricidad. Se introdujeron las estufas de combustión limpia, y los fabricantes empezaron a interesarse por el diseño. Al poco se sumaron la preocupación por el cambio climático y una mayor inestabilidad en la economía global,y la calefacción con leña,volvió a resplandecer. Como fuente energética renovable y neutra en CO2 los ecologistas la aplaudieron.

Aun así,el gusto por la calefacción de leña no puede reducirse a una cuestión económica. El fuego vivo proporciona una experiencia mas rica. Nos atrae,igual que cuando en la antigüedad nos reuníamos en torno a la hoguera. Además,hay una diferencia perceptible entre la sensación de calor de un radiador eléctrico y la de una estufa de leña. En una estufa de leña que hierve de calor,o mejor aun,en una Estufa de inercia térmica,nos vemos inundados por su Radiación Electromagnética,es decir,no solo calienta el aire de la habitación,sino que el calor por Radiación emite infrarrojos con las mismas características que la luz solar. Al sentir la radiación,notamos como se expande el calor por la piel y el cuerpo,y de inmediato nos proporciona una sensación de bienestar y seguridad. El clima del hogar también resulta diferente. El olor a madera y un poco de humo ,y la visión de las llamas en constante movimiento,nos conecta con la magia ancestral de la hoguera.

 

No solo es una cuestión de bienestar,parece que la unión que siente la humanidad con nuestra energía mas antigua ha arraigado en nosotros. Sobretodo debido a la seguridad que instintivamente nos proporciona el fuego.

Es cierto que la calefacción de leña nos pone en contacto directo con las condiciones climáticas. Uno mismo hace de termostato,de vinculo entre las temperaturas por debajo y por encima de cero,fuera y dentro de la casa,de igual manera que la leña es el vinculo entre el bosque y el hogar. El que hecha leña tiene que salir a la leñera,volver a entrar,luchar contra el frío. El frío te hinca el diente pero conseguimos pararlo. Por un instante entramos en contacto con las necesidades básicas de la existencia,podemos percibir la profunda satisfacción que sintió el hombre de las cavernas.

 

Tal vez también nos hayamos hecho ya lo suficientemente modernos como para mirar atrás y abrirnos a algo que a la generación anterior no le preocupaba: que todo es circular, las cosas que se van vuelven. Lo que antes era viejo y anticuado de madera dejamos de usarlo por cosas modernas de plástico duro,para posteriormente,en nuestra época,ver como aquellas cosas vuelven a la luz.

Sin embargo, la calefacción de leña nos es una nostalgia en los países del norte. Es una fuente de energía que forma parte de la cultura popular. Pero esto no sirve para explicar porque tantas personas se inclinan por un método de calefacción prehistórico en casas que tienen conexión a internet de ultima generación. La principal explicación del incremento del consumo de leña es de índole pragmática. La calefacción de leña se ha modernizado y combinado con otras fuentes de Energía. Ante todo,la madera cumple un papel importante como una especie de seguro contra el frío frente a la posibilidad de un fallo eléctrico en periodos de frío extremo.

Por eso en algunos países esta prescrito por ley que toda casa tiene que tener una fuente energética alternativa que en la practica es una estufa de leña. Y la razón es sencilla: una estufa y una leñera ayudan a que no cunda el pánico y evitan tener que desalojar a la gente en caso de fallo eléctrico. La leña es una fuente de energía extremadamente versátil: se puede compartir con los vecinos necesitados,no se derrama,no depende de un cable de suministro,prende con una cerilla,se puede almacenar año tras año y funciona aunque sea de baja calidad. Disponer de una energía en forma solida proporciona mucha seguridad. La pila de leña no te defraudara,puedes ver cuanto te queda,y cuando la metes en casa sabes que el peso de la brazada equivale al calor que obtendrás.

 

 

Articulo basado en “ El libro de la madera “ de Lars Mytting